viernes, 1 de agosto de 2014

Fantasma

¿Cómo me arranco lo que no existe?
Esta herida que tú, implacable, me hiciste.
Un hueco por el que a veces pasa el viento;
y cuando sopla y raspa, mi desnudez siento.

¿Cómo es posible que, cual brazo amputado,
tu fantasma se rehuse a ser olvidado?
Y ocioso me llame en la oscuridad;
y ocioso me prometa con crueldad.

¿Cómo es posible que lo finado despierte?
Si sólo trae consigo mal y muerte.
¿Cómo es posible que se sienta la ausencia?
Cuando no tiene ni cuerpo ni esencia.

Eres tú y tus preguntas. Sin respuesta.
Eres tú y tus palabras, tus pobres apuestas.
La cicatriz que dejaste no abandonará mi lado:
el alma nunca olvida lo que el corazón ha amado.

El día en que tus fantasmas
por fin me abandonen,
será el día en que las sombras fúnebres,
inclementes me devoren.

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