lunes, 3 de noviembre de 2014

Estoicismo

No lloraré mi soledad, porque es fuerte.
Me arrancaré el corazón si es necesario.
De lejos, los miraré si pena aparente;
seré en oscuros mares, mudo corsario.

No, nunca más esperaré pecho abierto,
el alma descubierta al borde de los ojos.
Ahora llevo mi espíritu despierto,
atento a las mentiras de tus despojos.

No he escrito, apenas te he escrito
un pobre poema, unos míseros versos.
No, por ti seré juez demasiado estricto,
escéptico amargo, mañoso ateo.

Nunca más volveré a ser como antaño:
una ingenua ensoñación adolescente;
para ti seré otra, me serás extraño:
otro más que en el olvido se enciende.

No lloraré mi soledad, porque es fuerte.
Antes morir desangrada una y otra vez.

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